Antes de aprender a ganar, la vida me enseñó a perder, antes de aprender a sonreír, tuve que aprender a llorar, la vida me hizo conocer la tristeza, la desesperación, el fracaso, el dolor, las noches que se hacen eternas ahogadas en mares de lágrimas, porque solo así aprendería a valorar la felicidad. Y ahora quiero, quiero como nunca antes había querido, y me quieren como nunca antes había notado, ahora siento, vivo, lucho por algo y soy feliz al conseguirlo. Ahora todo tiene un poco mas de brillo, aunque soy de extremos. Aprendí a caerme para luego saber correr, y ahora ya no me caigo, ni siquiera las piedras que lo intentan lo consiguen, pero si cayera, sería para levantarme.
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