Pequeñas bombas en mi vida.

Me alimento de la música, compuesta de versos; son como bombas a pequeña escala que, no rompen cualquier cosa y de cualquier manera, sino que rompen puertas cerradas que deberían estar abiertas, rompen recuerdos que no merecen existir, los días sin actitud de vivir.

martes, 8 de diciembre de 2015

Hielo

Vacía por dentro, como una libreta recién comprada, vacía, como el vaso de las 5 de la mañana. Mi cabeza enloquecida por tu sonrisa, dando más vueltas que las de la noria de París. Mi corazón empeñado en no dejar escapar lo único que me hace pensar que algún día esta coraza dañina pueda llegar a mejorar. No soy merecida de verte despertar el día de mañana en mi cama, pero joder, lo que daría por ello. Yo, que no había creído en la radiante felicidad, causante de que dos personas se desvivan mutuamente durante toda la vida. Aquí estoy, desviviéndome por tu cuello y tú por sus besos. Sin títeres, ni muñecos, al final te hielas si no juegas con fuego. Y que hay peor que no tenerte, que no poder tenerte, condenada a estar así siempre, vacía, con frío, jodiendo entre líos. Me he estado perdiendo entre compañías de una noche todo este tiempo a tu lado, convirtiéndome en aquel deseo marchitado después de años malgastados.
Solo seré una enloquecida más entre todas los que se volverán locas por tu sonrisa, de las que se quedara en aquella esquina mientras se consume el último cigarro del paquete observando como caminas, imaginando lo diferente que pudría haber llegado a ser nuestras vidas.
Si la hubiésemos compartido, juntos.