Entró en mi habitación y apagó la luz, pero encendió las estrellas y empecé a soñarle y justo después me fui a dormir. Y llenó las lunas y me quedé mirándole a los ojos toda la noche, y ahí estaba mi sonrisa de causalidad. Y su voz haciéndome poesía y sus manos haciendo arte sobre mi cuerpo, "el arte de amarte", me dijo, y quise acabar con todo y consumir hasta el último cigarro del paquete, porque me hubiese ido y me iría al fin del mundo si es contigo.
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